domingo, 3 de febrero de 2008

Almibar

En la tercera casa de la calle vivía Esperanza. Los que viven y vivieron en esa calle siempre la vieron allí, sola. Dicen que el tiempo se detuvo para ella. Dicen que fué reemplazada por su hija que era identica a ella de alguna aventura amorosa pasada. Otros contaban que en realidad era un hada que aburrida de su trabajo, decidió vivir allí y otros simplemente decían que era una bruja que echaba maldiciones a todos. Fuere cual fuere la verdad, ella vivía en la tercera casa de la calle.
Su casa era grande y vieja, pero cuidada de una manera que se conservó durante las decadas y decadas que se le ve allí. Era blanca de techo azul, con dos pisos y un balcón, un jardin decorado con las más maravillosas flores, que todas las estaciones cambiaban sus colores y formas, dandole tonalidades rosaceas en primavera, rojas y naranjas en verano, doradas y amarillas en otoño y blancas en invierno. El portal de su casa era maravillosamente bello, cerrando entre rejas la entrada y un muro con rejas que se unía a este decía que el lugar era privado.
Todas las tardes se veia a la mujer salir a regar sus plantas, en las mañanas compraba y por las noches sus luces no quedaban prendidas hasta muy tarde. Lo más extraño de esta mujer, era que se levantaba con el alba a sentarse en su jardín a mirar el amanecer, pero al momento del atardecer ella estaba ausente y pérdida, ya no estaba en su jardin, ya no regaba, ella desaparecía antes que el sol muriera. Los vecinos sabían que no era un vampiro, ni dudaban de su naturaleza antropomorficamente normal (humana, brujil o hadezca), ni sospechaban nada de su nextraño ritual. Suponian que en su antigua casa, ella no tenía la posibilidad de ver salir el sol, pero si de verlo morir. Tal vez eso la apenaba muy en el fondo de su ser, por eso nisiquiera lo comentaban con ella...y siendo honestos, aparte de sus compras...ella no hablaba mucho con quienes la rodeaban, una sonrisa era su mayor respuesta y pues claro, cuando llegaba algún vecino nuevo ella recitaba, casi de memoria, lo que alguna vez dijo a todos ellos la primera vez que la vieron -"Mi nombre es Esperanza, disfrute de su estancia en el barrio"-, y luego una sonrisa que era un preludio de una relación silenciosa hasta el fin de sus días en la calle. Los niños solían decir que ella olía a almibar, pero los padres se disculpaban cuando un niño lo decía en voz alta, pero ella sólo sonreia y seguía su camino a su casa, que en verdad, si olía a almibar, sería acaso la dulzura de aquella mujer infinita que daba dulces a los niños con una sonrisa sin esperar más que el "gracias" de ellos.
Y así fué por años, hasta que un día sucedio...quizas fué porque ella no salió a ver el amanecer, o porque un extraño vestido de negro entró a su casa con un maletín. Tal vez fué cuando la puerta de la casa quedo entreabierta cuando el hombre no salió, o el niño que vió de espaldas a la abuela y cómo nadie nunca hizo la toco. Pero en lo que todos concuerdan es que al hacerlo, ella comenzo a convertirse en polvo blanco mientras la casa perdía su color y juventud, volviendose vieja y roñosa, los jardines se deshacían hasta el punto de ser sólo maleza, o el portal se oxidaba y derrumbaba frente a sus ojos. Cuando entraron a la vieja casa, notaron que dentro de todos los muebles corroidos, había un viejo ajedrez, el cual marcaba el jaque mate de las piezas blancas, un rastro de polvo blanco, unos antiguos libros de fotos y frutas en almibar. El polvo en el que se convirtió era azúcar. Pero ellos supusieron que la soledad la mató...aunque aún hay dudas de eso...
Ella se convirtio en una mujer pérdida en rumores y recuerdos inexistentes, ya que ella quizas no era real, y vivió en la memoria colectiva, quizas fué sólo una historia contada para asustar niños, ¿quién sabe?. Lo que si se sabe es que la casa se derrumbo, ahora es un grandioso centro comercial, donde el olor a almibar es cosa del pasado, ahora huele a fritura y ropa nueva.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gatamaiden dice:

Es extraño que las mujeres de tus cuentos se hagan humo, desaparezcan de a poco...

Creo que es un tanto representativo... es extraña esa sensación que trasmiten tus historias, son como una fantasía brumosa