miércoles, 27 de febrero de 2008

Rumores

Siempre que me sentaba a comer con mis compañeros a la hora de almuerzo, solían hablar de cosas que oian por allí. Rendijas escondidas, agujeros en los muros, todo era un infimo lugar donde potencialmente podía haber alguna noticia inesperada que cambiase el curso del día a un espiral de dudas sin respuesta. Yo en mi caso personal, suelo escucharlos la mayoría del tiempo, a veces llegan con cosas bastante símpaticas y novedosas, cómo a veces con chismes de los más bajos que jamás halla escuchado. Con respecto a estos últimos, había algo que me hacía sospechar que lo de hoy no sería nada más que eso. Tal vez fuese la sonrisa con la que llegó Carlos o los manos temblorosas de Andrés que ya hacían una especie de predicción de lo que ya venía. Apenas nos sentamos con nuestros respectivos almuerzos sono la euforica voz de Andrés.

-Y supieron la última-comentó excitado.
-No, pero me huele a que pronto lo sabremos, o no Josefa?-responde Karen curiosamente-.
-Ah...si-respondó con un interes casi fingido-. Seguramente es algo que no querremos perdernos.
-Obviamente que les interesara-responde Carlos-. Aunque-baja la voz-hay que hablarlo en voz baja, ya que si nos escucha puede que corramos peligro y ella está muy cerca-.
-Ella, quien es ella?-pregunta Karen totalmente absorbida por el juego de bajar la voz, casi cómo un espía encubierto-.
-Shhhhhhhhh. Baja la voz. Vieron a la chica nueva que llegó, esa, la que no hizo más que saludarnos y no habló más. Si ella, Karen no la mires, se va a dar cuenta que hablamos de ella...-.

Aunque ella ni parecía notar nuestra presencia en aquel lugar, se hallaba totalmente pérdida en su pote lleno de arroz y carne sin comer, cómo quién contempla el agua de un estanque turbio buscando un reflejo inexistente que jamás llegara a existir. Me pareció ver sus ojos inescrutables, sin vida, solo observando, arrojar una lágrima. Quizas era sudor, o alguna gota de agua pasajera que pasaba por allí.

Mientras yo la observaba, al parecer, los chicos me estuvieron vigilando, casí cómo si pensaran que me aseguraba de que no nos estuviera mirando. Carlos es el primero en hablar cuando salgo de mi trance.

-Josefa, no se dió cuenta, verdad?-pregunta Carlos casi como esperando mi asentimiento para seguir contandonos la historia. Yo solo me límito a asentir con la cabeza a lo que él retoma la historia que iba a comenzar a narrar-. Me dijeron que su nombre es Micaela y que la transfirieron de un colegio de otro sector. Dicen que la transfirieron por problemas con sus compañeros, aunque a mí me dijeron que no era por eso, que fué porque mató a alguién en su anterior escuela y...
-No me asustes, insensible-chilla despacio Karen que parece asustada con la noticia-. Lo único que quieres es asustarme para irme a la casa contigo, pero ni creas que pololeare contigo porque...
-Shhhhhhhhhhhh-la interrumpe Andrés a lo que ella responde cruzandose de brazos y haciendo una especie de puchero-. Dejemos que Carlos terminé de contarles lo que pasó.
-Gracias compadre. Pro-sigo-cambia el tono de voz a uno más ceremonial y termina lo que empezó-. Dicen que ella amaba en secreto a una compañera. Si Karen, compañera-responde al ver la cara de asco de Karen-, me contaron que por muchos años se notaba que ella era distinta, solitaria, casi sin amigos, a excepción de aquella chica a la cual amaba en secreto. Eran mejores amigas y solían verlas juntas todos los días de clases, hacían juntas los trabajos, iban a los mismos talleres, sin contar el secreto, eran las personas más únidas, hasta aquel día-dijo ensombreciendo tanto su rostro como el tono de voz-. Ella había decidido declararle sus sentimientos el día del aniversario del colegio, en el cual, por las noches hacían un gran baile. Nadie sabe que sucesió entre ellas dos. Lo que si se sabe, es que en medio de la pista de baile, comenzó a gotear sangre. Cuando lo notaron muchos se asustaron, y más aún cuando vieron arriba, en la bola de cristal, un cuerpo que colgaba. Era el de la amiga de Micaela, y encerrada en la biblioteca se hallaba Micaela cubierta de sangre y cuchillo en mano. Cuentan que cuando la encontraron, ella dijo que ya era tarde. Obviamente por aquel acto la echaron y después de pasar por muchos colegios más vinó a parar aquí, nadie sabe por qué. Dado su expediente criminal y sus costumbres, lo que recomiendan es no acercarse mucho a ella, ya que seguramente te terminará matando-.
Andrés se soba las manos de la emoción, Karen se tapa la boca y Carlos, satifecho, mira a Karen casi como esperando que ella lo vaya a abrazar. Yo sin embargo continuo mirandola a ella y su plato sin comer y sus ojos ensombrecidos por la soledad. ¿Será que dicen eso a casa lugar que vas y te sigue como las las pulgas siguen a los perros antes de morir?. Después los chicos cambian de tema mientras Micaela (si es que así se llama) se retira sin haber comido nada. Nunca más volvimos a saber de ella. Y a los pocos días de su desaparición dejó de ser noticia y ya no tuvieron de que hablar.

Desde aquel incidente, en el cual Karen se emparejo con Carlos, comencé a sentarme sola donde alguna vez se sentó ella, intentando comprenderla y quedando con las ganas de haberle dirigido la palabra por lo menos una vez y enterarme de primera fuente su tragedía, porque la soledad carcome el alma y los sentimientos si no existe una compañía que la aplaque por un momento. Quién sabe?. Quizas comiencen a hablar que me comencé a sentar sola porque hice algo malo o asesine a mis padres o me volví loca. Pero lo hice de manera que mis compañeros tuviesen algo de que hablar y yo poder entender que se siente mirar un plato y no encontrar nada, nisiquiera hambre, sólo la soledad, que no llena nisiquiera un tripa.

martes, 26 de febrero de 2008

Sin Salida (nisiquiera de emergencia)

Eliza se levantó con la cara de desgano que solía hacerlo a diario. Desde que su madre murió que ella ya no tenía esa fuerza que tenía todas las mañanas (por lo menos en las mañanas). Se levantó, se duchó con agua fría (su madrastra junto con su padre habían prohibido por motivos de ahorro prender el calefont). Entumida salió de la ducha, se vistió con sus andrajosas ropas y fué a la mesa, tomo un el trozo de pan añejo que le correspondía por el día (bases de ahorra de su padre y madrastra), mientras veía a su hermanastro engullirse sin preocuparse una sartén con huevo y pan fresco (las ironías del ahorro). Se dirigió al colegio a pie, y no es que no le dieran dinero para locomoción, pero tenía dos motivos de peso para hacer la caminata: primero, porque ella necesitaba comer y el dinero que gastaba en el bus le serviría para comprarse lo que fuera y poder saciar esa hambre que pan y agua no sacían en la mañana; y lo más importante, era el único momento del día en el que se sentía tranquila, porque felicidad no existia en su vocabulario.
En el colegio, típico que esta el personaje bullying del curso, el cual es víctima de sus compañeros por el simple hecho de existir, en este caso, Eliza era torturada por sus compañeras desde que ella recordaba (o lo que preferia recordar de su vida). Su ropa andrajosa siempre era motivo de burla entre sus compañeras, las cuales no olvidaban nunca reirse de sus prendas remendadas y viejas (que ella misma remendaba cada noche), ni tampoco reirse de su delgadez o de la palidez de su cara, de su soledad, aquí, todo lo que tuviese relación con ella era un chiste. Obviamente al llegar sus compañeras comenzaron a burlarse de ella y eso duró todo el día. No habían adultos responsables que se diesen cuenta de su existencia o dolor, estaban demasiado ocupados en sus vidas, clases y cosas de adultos como para fijarse en el debil llanto de una niña que no compartía con nadie, no había tiempo para eso, los adultos tienen otro ritmo y no pueden perder tiempo en nimidades. Caminó de vuelta a casa y notó que la suela de su zapato que ya estaba bastante gastada tenía un agujero, pero no había tiempo, era tarde y debía cocinar.
Llego algo tarde, por lo que tuvo que hacer la cena rapido, sacó un plato pequeño y se fué a su habitación a remendar su ropa, debía hacerlo antes que llegaran sus "padres" que si la sorprendían despierta, la castigarian. Lamentablemente al día siguiente tenía prueba y debía estudiar, eso condeno su existencia, o lo que quedaba de ella. Su madrastra subió a quejarse que no le había puesto suficiente sal, y al verla levantada la azoto muchas veces hasta aburrirse y gritarle que sin ellos, ella ahora no sería nada. Desesperada y cómo la gota que rebalso el vaso, Eliza decidió acabar con aquello que la condenaba a estar allí. Nada podía ser peor que eso, pensó, y aunque esto vaya a terminar algún día, nada podía ser peor que eso. Tomó una sabana y amparada en un mundo mejor, amarro la cuerda y saltó.

Eliza se levantó con la cara de desgano que solía hacerlo a diario. Se levantó, se duchó con agua fría. Entumida salió de la ducha, se vistió con sus andrajosas ropas y fué a la mesa, tomo un el trozo de pan añejo que le correspondía por el día, mientras veía a su hermanastro engullirse sin preocuparse una sartén con huevo y pan fresco. Se dirigió al colegio a pie. Obviamente al llegar sus compañeras comenzaron a burlarse de ella y eso duró todo el día. Caminó de vuelta a casa y notó que el hoyo de su zapato que ya estaba bastante gastada tenía un le había roto el pié y el calcetín, pero no había tiempo, era tarde y debía cocinar. Llego algo tarde, por lo que tuvo que hacer la cena rapido, sacó un plato pequeño y se fué a su habitación a remendar su ropa, su madre entro a la pieza a quejarse que la comida estaba muy salada y la golpeo hasta cansarse, ella intento colgarse...pero eso no puede hacerse dos veces. El caminar ya no la relajaba, ya que esto...ahora...era para siempre...

viernes, 22 de febrero de 2008

Diferente

Entro Lucy, a quién nunca la habían oido hablar, salir corriendo de su casa llena de dicha, saltando y gritando de felicidad. Corrió hasta la plaza principal donde comenzó agritar a toda voz.

-Soy normal! Soy normal! Por fin soy normal!

Por lo que un hombre de aspecto extranjero se le acerca y le pregunta.

-Y por qué tu dicha del hecho de ser normal que a nadie le causa gracia y donde todos buscan ser diferentes?

A lo que ella contesta.

-Porque he encontrado aquello que me hacía distinta, y ahora tengo eso, eso que tienen todos, hasta los que buscan ser diferentes. Ahora soy normal!

Pero el sigue con duda y le pregunta.

-Entonces que es aquello que encontraste.

Ella lo mira de reojo y con una sonrisa responde.

-Señor, que acaso no entiende, mi padre me ha violado!

El hombre no sabe que contestar, ¿Acaso en ese pueblo el violar es normal?. Lucy nota su desconcierto y amablemente le responde.

-No es el hecho de haber sido violada el que me hace feliz, si no el hecho de que como todos...por fin tengo algo de que salir. En otras palabras señor: Por fin tengo mi propio trauma y ahora debo superarlo.

El hombre la mira un rato hasta que ella se marcha. Él, aún sorprendido se va pensando que que loca estaba aquella niña y que raro era aquel pueblo. Después de un rato, ya lejos de ese lugar se sienta a pensar que cual es su trauma, ya que el también teme llegar a ser distinto.

Texto Nº0

El escritor contemporaneo (la mayoría, la generalización es mala) es una criatura (o creatura según su origen) que debe ser despreciada (o por lo menos ser ignorada). Un ser que crea mundos de colores y sabores, que se queja, que quiere manipular con sus escritos y dejar una duda, parecer sapiente frente a los demás, para vomitar o defecar. El escritor busca ser Dios (o por lo menos un fabricante de casas) y determinar acciones y no-acciones . Es un estratega que juega a darle el final que (él) prefiere y guía a sus maquetas escritas en un papel. Él dice lo que quiere decir, el habla lo que quiere hablar. Él quema, mata, da vida, renace, casi cómo un empresario dueño de una transnacional, solo que sin tanto recorte de personal (pero tampoco hay sindicatos de personajes/letras, así que mejor por él).
Si él dice "el cielo esta azul", no tengas duda que el cielo será azul, porque además de todo el escritor impone, ya que en su mundo imaginario, donde ÉL es Dios, no puedes dar cabida a que el cielo este nublado, eso sería atentar contra su entidad creadora y un asesinato al cielo mismo, cómo un juguete prefabricado que un iluso arma sin instrucciones, ya deja de tener pies y cabeza, si es que alguna vez los poseyo, quien sabe?
Buscan el mar en vasos de agua y nos maravillan con los azules bordes del vaso a los que llaman playas, así como del amor que jamás han sentido pero dicen que arde mucho (quizas parecido a un carbón de alguno de sus asados bohemios) aunque sólo se aman a si mismos. Llegan a ser nocivos con sus escritos de sueños inconclusos, de pasiones pérdidas o de quejas y quejas por la especie humana tan terrible (a la que ellos pertenecen pos claro).
Además algunos son selectivos en su audiencia y escriben con códigos sus escritos, si bien la literatura es para todos, ellos la hacen para CASI todos, por esto llegan a usar recursos alternativos y modernos, o antiquisimos y clásicos, palabras intrincadas en versos despampanantes y pomposos, o una simpleza escrita cómo un intrincado laberinto. Es así que la dulce campana dorada (con el uso de recursos lingüisticos apropiados) se convierte en la maravillosa y sonora alma de Apolo, encerrada en un amarillezco y brillante empaque lleno de ludicas melodias que alegran mis banales tardes. Muchas palabras para nada. Pero hay otros que destruyen el lenguaje, con tal de simplificar al punto de hacer ilegibles sus textos. Y cómo no notarlo si un "hola, un gusto verlos", se transforma en un "0l4 lOkItOzzzz". Pocas palabras para nada.
Escritores que deben ser vetados, escritores que atentan contra nuestra imaginación. Culpables de hacer nuestros sus sueños, culpables de hacernos anhelar sus anhelos, culpables de hacernos repetir sus palabras. Muerte a los escritores de vanguardia, muerte a los que plantan falsos sueños, muerte a quienes elevan su ego con sus textos, muerte a quenes nos atormentan con su descontento y rabia, olvidemoslos, si, olvidemoslos.
Que vuelvan las realidades ficticias, que vuelvan las fantasias veridicas, que vuelvan los escritores que son de todo menos serios, que nos den cábida a duda, que jueguen a hacernos sentir nuestros propios colores en sus textos.
Reflejen parte de si en sus textos, pero dejenle parte al lector, la carne masticada por alguién más es asquerosa y llena de saliva ajena y bacterias bucales que suelen causar ginjivitis en los peores casos. Compartan sus corazones, más no sus almas. Compartan sus experiencias, más no las imnpongan (cómo mi poco estimado señor Coehlo). No adoctrinen, enseñen. Consigan que los elementos se mezclen con el alma, vida, dicha, vacío, muerte y tristeza en un paquete de bolsillo (o mochila o bolso o bolsa o internes o cualquier cosa en la que se pueda llevar) que cause en el lector las emociones que quieren dejar, mas no el reflejho de sus almas ya gastadas. Antes de que sea tarde, ya que hay muchas cosas que matan al hombre, pero la egolatría, matará la literatura, que finalmente (gracias a varios) ...pasara de moda...

jueves, 14 de febrero de 2008

Chocolate Amargo//Chocolate Dulce (no incluye chocolate real, sólo sucedaneos)

Erase un niño de chocolate
con pies, cabeza y otras partes
era muy feliz y jugaba
y todas las niñas a él lo deseaban

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Hoy iba a ser mi día perfecto. Nos juntariamos en el parque a las 6 y media aproximadamente, celebrariamos el San Valentín juntos, siempre pasabamos juntos estas fechas especiales, nuestro amor, tan grandioso, tan magnanimo, será perfecto, todo preparado y dispuesto, palabras ensayadas una y mil veces, besos practicados desde hace muchos días, hoy, nuestro día, nuestro corazón, nosotros dos en cada uno.
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Hoy iba a ser un día como cualquier otro, no me sentía con muchos animos, San Valentín y pasarlo sola, era paradojico que hubiese terminado con el Luis la semana pasada, era patético. Yo que siempre me jacté de que con el Luis pasariamos juntos cada San Valentín tomados de la mano. Ahora sé que nada es para siempre, Nada lo es, y nada lo será.
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Mientras el reloj más se acercaba a la hora (y eso que aún faltaban unas cuatro) mi corazón seguía haciendose grande y mi estomago apretandose solamente de la ansiedad, es que jamás espere conocer a alguién como Roberto, era muy bueno y considerado, lo conocí por ser el compañero de carrera de mi mejor amiga y desde hace un año y algo que estabamos juntos. Él se ganó rapidamente a mi familia, ya que era un chico extraordinario, muy estudioso y por sobre todo un caballero. Incluso ya cruza por nuestra mente irnos a vivir juntos a un departamento en el sector centrico de la ciudad. Somos tan felices que nada podría arruinar este momento, felicidad para siempre.
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Mientras estoy en mi trabajo en un ambiente lleno de corazones (es que a mis jefes les encantan estas ridiculas fechas), yo intento replantearme que haré ahora que todo mi plan de vida se ha perdido en el vació y oscuro lugar que llaman realidad. He estado pensando en mudarme del gran departamento en el que vivía con Luis y mudarme a algo más ecónomico, cuando son dos siempre hay más gastos y se necesita más espacio, pero ahora soy sólo yo y mi soledad, y ella no gasta demasiado, lamentablemente tampoco aporta mucho. Y mientras craneaba una idea de que hacer, el rosado corazón pegado en la ventanilla que atiendo me saca del trance,-Estoy aquí, y ya no hay nada más que hacer, demasiado tarde para recuperar recuerdos, sólo me queda esperar-. Recuerdo que hoy salía temprano y eso me calma, decido tomar mis cosas, ya son las 5:30 y el parque no se cruza solo, a veces pienso que que feliz sería la vida sin preocuparse de la realidad, pero ya no tengo ese lujo, lo perdi hace una semana y no volverá.
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Me he cambiado ropa ya cerca de 5 veces y ya estoy atrasada, son las 5:30 y debo correr al parque. Junto a los juegos de los niños me esperará, si bien llegare algo tarde, estoy segura que el me aguardara, él me amá y yo lo amo, eso basta para que el mundo comience a girar nuevamente. Tomo el bus y llego al parque en cuestion,-Seguramente hoy me pedirá que vayamos a vivir juntos-, es lo primero que cruza por mi mente, dígamos que de niña que sueño con encontrar a mi principe azul y ya lo encontré. Porque el es mío y yo de él, nos tenemos sólo el uno al otro y a nadie más, somos almas gemelas nacidas para pertenecernos, ya no necesito a nadie en este mundo con tal de tenerlo a él, soy feliz y él lo será. Llevo 20 minutos de atraso, me acerco, veo allí la banca, ya no falta nada para que seamos felices para siempre...
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Estoy aburrida, cerca del lugar de los juegos infantiles hay una banca a la que llego unos minutos después de salir, el día esta lindo y aunque esté sola vale la pena descansar, me siento e la banca y a los pocos minutos se acerca un joven que se sienta y me pregunta amablemente si molesto, a lo que le respondo que no, me hacía falta compañía. Me dice que se llama Roberto y comienza a hablarme de su novia, una chica llamada Loreto o algo así. Él esta muy enamorado de ella y hoy planea pedirle matrimonio (si, lo que me faltaba, escuchar a un idiota hablar de un romance perfecto). Luego de un rato me pregunta si tengo novio y decido contarle mi historia, con lo que descubro dos cosas, una es que me sigue doliendo la herida que me dejó Luis ya que apenas conté la historia comencé a llorar y la segunda es que él resulta ser un caballero, ya que me presta su hombro y me dice que pronto encontrare a alguién (pobre crédulo, pero en fin) , me reconforta y pregunta si me siento mejor, yo asiento suavemente. Él me dice que debe ir a llamar a Loreto y me da su número de telefono para que lo llame y le pregunte cómo le fué (cómo si me importara, ja) y se despide. Creo que su novia es bastante afortunada.
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Estaba con otra. Su hombro tenía una cara que no era la mía, sus manos abrazaban y acariciaban un cabello que no era mío, sus palabras iban hacía unos oidos que no eran los míos...el día de San Valentín. No puede ser, él no me haría eso. Pero es cierto, estaba con otra en nuestro lugar especial. El frio que conocen cómo soledad comienza a invadirme. Él y yo no podemos estar separados, nuestros corazones, todo, era nuestro mundo, nuestra pequeña unidad...no puede ser, no, no puede, tenemos que estar juntos, TENEMOS que estarlo, veo el chocolate de San Valentín que le llevaba, con mi corazón roto y mis ojos llenos de lágrimas. Es injusto, que le hice para merecer esto, acaso no he sido fiel a quién amo? Mis sentimientos se apoderan de mí y ya es tarde, ya todo esta perdido y tendré que aceptarlo, pero no te preocupes mi amor, proto estaremos juntos, porque ese es y será nuestro déstino...
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Como ya ha pasado un buen rato y el asiento de junto sigue vacío, entiendo que el susodicho Roberto ya no volverá. Decido levantarme y caminar hacía mi casa que no queda muy lejos de allí..."pronto encontrare a alguién mejor"...pensandolo bien, jamás le tuve mucha confianza, por el tiempo que estuvimos juntos jamás supe muchos de sus secretos ni él muchos de los míos. La comunicación no era mucha y creo que seguiamos juntos más por el poder de la costumbre que por el que nos necesitaramos el uno al otro como pareja. Ese Roberto me compuso el día, onda, que saco con sentirme mal este comercial día. Creó que lo llamaré cuando llegue a casa, merezco saber cómo le fué con su novia y el merece que alguién se interese por su historia...
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Cuando sonó mi celular, lo cité a un lugar donde no había gente, un callejon viejo, donde ya no penan ni las almas. Fué fácil y sencillo, estariamos juntos, y yo sabía cómo. Él llegó algo apresurado y yo corrí a besarlo, necesitaba sentir el sabor delicioso de su ser. Cómo siempre, era delicioso, tan delicioso que no dude morderlo y en sacar un cuchillo y cortarlo en varios trozos. Eran dulces cómo el, amargos cómo su traición, ácidos cómo su sudor de hombre, salados cómo mis lagrimas. Hice míos sus pulmones que aspiraban mi aroma, su garganta con la cuál evocaba su amor hacía mi, su estomago que seguramente se apretaba y su corazón, que sólo era mío. Cuando termine sólo vi un flash, alguién alerto de un homicidio gritaron, sólo dispararon, no ves mi amor? El déstino nos quería juntos para siempre, juntos!
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Llamo a Roberto, pero no contesta, quizas este ya en eso que hacen las parejas la noche de San Valentín...en fin...nada es para siempre y cuando algo muere...sólo desaparece...
Siento patrullas en las cercanias, seguro que un loco anda suelto, pero esas cosas no me interesan, dormiré un rato, mi corazón ya necesita descanso...
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Erase una niña que se comió al niño de chocolate
se comió sus pies, cabeza y otras partes
ella ya no quería que lo miraran
ya que era de ella y ya no queria que lo coquetearan

martes, 12 de febrero de 2008

Bianca

Bianca espera sentada en una banca junto al río. Ve cómo los segundos, minutos, horas, días meses, años pasan. Un niño se le acerca y le pide algo violentamente una moneda. Bianca no se inmuta ante su declaración y le pasa un paquete de galletas que guardaba para después en su bolso de mano.
-No tengo monedas, pero esto seguramente te calmara el hambre que se nota en tu cara.

El niño sorprendido, sólo se limitó a tomar el paquete e irse a otra banca, porque los niños de la calle no saben que hacer cuando la violencia resulta en amabilidad. Bianca reflexiona más esta idea y piensa que la mayoría de la gente se comportaría un niño de la calle ante aquella situación.

Bianca la hora, pero el reloj no quiere darle la hora, se resiste a hacerlo, escondiendose tras un rayo de sol pasajero. Bianca se resigna y mira el agua. Su vestido floreado que le llega hasta la rodilla es su favorito, suele usarlo en esos días calurosos pero no tanto. Mientras sus ojos azules se pierden en el agua, su cabello es caprichosamente elevado por el viento, que parece empeñado en tocar sus cabellos y despeinarla, porque el viento a veces es hombre (y a veces mujer). Sus labios sonrien y su respingada nariz se arruga. Siempre esperando, nunca le ha molestado, su piel jovén y tersa la hacen ver cómo una modelo, y si bien ella se considera una persona de atributos de belleza comercial clasificada, no le da mucha importancia. La apariencia física es un juego de estilistas y cosmetologos. Cree más en la belleza interior, es menos predecible y puede interpretarse cómo los versos bien escritos de algún poeta añejo.

Bianca se levanta de la banca. Le cansa el estar sentada tanto tiempo, quiere apoyarse en la baranda para sentir a la juguetona brisa jugar a golpearle la cara con rafagas de viento. Bianca suele citarse con gente aquí a menudo. Ama este lugar, el parque junto al río es bello y apacible, allí conoció a muchas de las personas que hoy la rodean. Bianca sabe jugar a escoger personas y hablarles, ya que ella no le teme a la gente.
-Esos vicios ya se los llevó el río...-Piensa sin quitar la vista de un grupo de aves volando sobre el río y descendiendo para cazar los peces de los que se alimentan.

Bianca conoció allí a Rodrigo. Una tarde, simplemente lo vió y le hablo. Charlaron horas hasta que el sol les puso en claro que ya era hora de irse. Se citaron, cómo era costumbre de Bianca, junto al río en aquella banca junto a la pileta. Pileta que tenía forma de una niña de poco pudor, desnuda y con su rostro sonriente, jugando con unos cisnes. A bianca no le gustaban esos cisnes, los encontraba cínicos allí, jugando con la inocencia de la imaculada niña que sólo pasaba el rato, sin darse cuenta que aquellos cisnes estaban sedientos de pudor y malas intenciones. En ese sentido, Bianca se sentía bien que la niña no sintierra las malas intenciones ni tuviese el pudor de estar desnuda en esa laguna imaginaria. Los cisnes ya no podrían saciar su sed de líbido en ella porque ella carecía de aquel líbido y era cómo un ángel sins erlo, sin ser santa, tal vez sólo santa inocencia.

Bianca espera de pie apoyada en la baranda del río. Observa a una pareja besandose y sonrie, sin malicia, ella sólo ve el amor de ambos, ninguna otra intención es percibida por sus ojos (o no quiere percibir). Ve cómo niños juegan con una pelota. Comienzan a sacarse sus poleras cómo respuesta ante el sudor y el sol del día. Se siente feliz de verlos, sin miedo quitarse la polera, sin ninguna otra intención que capear el calor.
-Será que los adultos sólo hacen cosas con dobles intenciones...? Si fuese así, Rodrigo no llegaría simplemente...

Bianca le dijo a Rodrigo que lo esperaría allí, para hablar y reirse un rato, que fuese similar al día anterior. Rodrigo la miro de pies a cabeza y le dijo que si después podían ir a comer. Bianca le respondió que si iban a comer, ella tendría que irse pronto, ya que su madre la esperaba en casa. Rodrigo no respondió y sólo le dijo que lo esperara en aquel lugar el día siguiente.

El sol comienza a bajar y ya no queda mucha gente jugando, parejas besandose ni nada, sólo Bianca que se sentó nuevamente y vió su reloj. En aquella banca mortal conoció a su padre adoptivo, que jugó a tocar su entrepierna y besarla en el cuerpo, cómo la haría un padre sin intenciones de ser padre, sino de ser...¿hombre? Ella jamás noto la intención de su padrastro, ni menos la malicia de sus palabras acaloradas y llenas de deseo, no quiso jamás entender los juegos que su padre hacía cuando ya nadie quedaba en el parque y no existía el farol que hoy la iluminaba en aquella remembranza. Bianca calló, no por miedo, sino porque jamás pudo comprender el fin de esos juegos, que a ella no le causaban más que dolor. Un día y cansada y aburrida, cómo un acto de quién se revienta una espinilla o se saca una costra ya infectada, empujó a su padrastro al río. Nunca más se supo de él. Un jovén llego luego que su padre cayera y se sentó junto a Bianca, le dijó que no llorara, que había cosas que sólo debían caer, beso su rostro y dijo que ya pasaría, sin ninguna otra intención, sin dar nombre ni futura cita se fué.

Bianca espera sentada en una banca junto al río. Ve cómo los segundos, minutos, horas, días meses, años pasan. Fué plantada, pero está acostumbrada a eso. Se levanta y comienza a caminar hacía su hogar mientras se dice para sus adentros.
-No te preocupes, un día volverá...

domingo, 10 de febrero de 2008

Descuidos y Olvidos

Hay cosas que se pierden y luego se encuentran cómo hay cosas que no. Me gustaba el hecho de verte seguido, de leer tus labios y no oirte, de oirte sin ver tus expresiones faciales. Esos días de Abril que se nos hacían eternos, cuando hablabamos y nuestros labios se unían de vez en vez mientras tomabamos algún helado de maquina barato en algún parque. El día que nos conocimos fué cómo esos de teleserie. Yo, la tonta que perdió su cartera en la tienda y tú quién la encontraste. Esa cartera era caprichosa, nos hizo no sólo hablar, si no que tenía plata, quería que nos tomaramos un café. Tú me dijiste tu nombre unas cincuenta veces aquel día, tal vez creías que lo olvidaria tan facilmente cómo olvidé el bolso de mano, pero ese lo olvido cómo quién olvida algo material, para mi los nombres son otra cosa. Un nombre es una llave a otra persona, no debe olvidarse algo de tanta importancia, es cómo salir sin tus documentos, así de importante. Nos seguimos viendo, sólo cómo dos personas que entre amigos, se junta a hablar y reirse, pero entre tanta risa y juego, había un fuego que nos obligaba a permanecer cerca. Un gesto, una mirada, alguna palabra dicha entre tantas, señales que reflejaban el fuego que nos quemaba el alma. Creo que a veces las cosas deben darse, y se dieron. Me dijiste que
me amabas. Yo te dije que correspondía a ese sentimiento, que no estaba segura. Me dijiste que fueramos al cine y así lo hicimos, vimos una película que no era muy popular, necesitabamos ese espacio para ponernos deacuerdo. La pelicula paso a segundo plano, me besaste y yo respondí, cómo firmar una condena que nos ataría, ese beso fué lo que quedó en aquella sala de cine casi vacía. Decidimos de a poco avanzar nuestra relación. Descubriste mis defectos y yo descubrí los tuyos, que no eran tan terribles cómo imáginamos. Tu afición a ver teleseries no era algo de temer, ni tampoco lo era que yo aún tuviese muñecas de mi infancia. Fueron días felices, o por lo menos cercano a aquello, ya no tengo idea. Las cosas bellas siempre están proibidas, por eso esto era nuestro secreto, sólo nuestro, y nadie debía saberlo, nuestra pequeña caja de Pandora, que si se abría acabaría con nuestro mundo perfecto y pintado para nuestros corazones. Y así fué...
Tu sueño era que salieramos a viajar por el mundo, el mío conocer los mares, porque tú estabas en la tierra y yo en el oceano, pero cómo ellos, nos necesitabamos para existir. Tú mi mitad, yo tu mitad, hubiese sido bello...no?
Hay cosas que se pierden y luego se encuentran cómo hay cosas que no ¿Fuiste tú o fuí yo quién te perdió? Tal vez contarlo no fué la mejor opción. El querer formalizarlo no fué lo indicado ¿Será que te abandonaste cuando te abandonaron? ¿Será que te rechazaste cuando te rechazaron? ¿O fuí yo que me sentí abandonada y rechazada cuando te abandonaron y rechazaron?
Colgabas, si, colgabas, solitaria, en esa plaza. una carta que expresaba todo lo que siempre quisiste decir, pero jamás dijiste, los castillos que nunca construiste, los viajes que no harás nunca. Y allí quedé, pero ¿quién perdió a quién?
La respuesta es más que obvia, pero no quiero aceptarla, no quiero aceptar...que fuí olvidada y pérdida cómo una cartera en una tienda...

miércoles, 6 de febrero de 2008

De Flautas y Ratones

El flautista comenzo a tocar una melodía que llamo la atención de todos los ratones, que comenzaron a seguir aquella melodía. Y se llevo a los ratones lejos, muy lejos, entonces los guió hacía un turbulento río donde todos murieron ahogados...

Cuando niño siempre me sorprendio esa parte del cuento, era impresionante que tan solo una melodía fuese capaz de guíar a la muerte a miles de pequeños seres que se hacía el festín en Hamelin. Por más que aprendí a tocar la flauta, no atraje más que personas que venian a oirme, pero nunca conseguí que un miserable ratón viniese siquiera a oir mi música. Es ahí cuando un niño suele perder la fé y comienza a creer que eso es una vil mentira para que los pequeños crean en la magía, de ese momento el anteriormente llamado niño comienza a crecer y deja de ceer en las hadas, la magía y las melodías hipnotiza-ratones. pero conmigo no fué así. Crecí maquinandome cómo esa flauta pudo guiar a esas criaturas a su desdichada muerte.

Ahora con 26 años cumplidos, sigo haciendome esa pregunta, entre trabajo (de oficinista, de músico no pude hacer mucho que dígamos), pareja (mi novia me decía que ya lo olvidara, que sólo era un cuento, como auqellos en los que ella llego a creer que podría convertirse en una princesa, pero ya creció) y la vida cómo tal. No es que me sintiese mal con lo que hago, con mi novia o con mi vida, pero la simple pregunta de que cómo llevas a miles de criaturas a la muerte sin que ellas se den cuenta no me dejaba de dar vueltas. Llevaba años intentando tocar aquella melodía pérdida en el tiempo, cuando Hamelin se vió invadida de ratones sin ningún éxito. Busque libros acerca de Hamelin, su gente, sus costumbres, sus construcciones, todo donde pudiese encontrar alguna pista que me llevase a encontrar aquella bella música, pero tampoco dió frutos. Tanto era mi afan, que me dejaron de importar mi trabajo (lo seguía haciendo), mi novia (aún la veía) y mi vida (igual la hacía), pero ya eran partes de una rutina de no acabar, mi pregunta no, ella seguía ahí, esperando ser contestada, buscando quién la descifrara, yo sería quién descubriria sus misterios, así, lograría lo que nadie pudo, crecer sin perder eso con lo que nacemos, la creencia en todo aquello mágico y misterioso.

Mientras los habitantes del pueblo estaban en la iglesia, el hombre volvió tocar con la flauta su extraña música. Esta vez fueron los niños, ciento treinta niños y niñas, los que le siguieron al compás de la música, y abandonando el pueblo los llevó hasta una cueva. Nunca más se les volvió a ver...

Decidí viajar a Hamelin (gasté mis ahorros, prestamos y utilidades para poder ir las 2 semanas que me correspondían de vacaciones), sólo así podría entender aquella melodía, que sucedió y todo lo que mi corazón ansiaba saber. Llegué temprano, no había mucha gente en las calles aquel neblinoso Jueves. Por decisión de mi mismo, partiria recorriendo la ciudad, me lleve la impresión de que era algo fría y sin mucha alegría por las calles, cerrada, en fin, una ciudad muerta en vida (cómo varias ciudades del mundo). No le vi nada de especial a la ciudad, entoncs partí a la biblioteca a buscar información sobre aquella ciudad en el periodo cercano a la historia. Era una ciudad con muros y mercaderes, fría y llena de comerciantes. Al descubrir esto, fuí a los alrededores de Hamelin, a buscar el río del que hablaba la historia. Resulto que a cerca de una hora y media a pie, se hallaba un torrentoso río, del que se supone, se inspiraron en la historia. Camine más de dos horas (parece que el sentido del tiempo de los pueblerinos era distinto al mío), pero logre divisar un maravilloso río, rodeado de naturaleza que poco notaba profanaci´n alguna. Me acerque e intente reflejarme en el agua, cuando vi mi rostro, la alegría se apodró de mí, fue tanta que comencé a saltar, pero pronto el sabor amargo comenzó a aparecer en mis labios, y es que si bien halle la respuesta al maravilloso enigma que desde niño me tuvo pensando, la respuesta no era la magía que yo esperaba.

Hamelin, un pueblo hostil lleno de mercaderes, al que un día llegaron ratas, que comenzaron a devorar las cosechas y riquezas de los ricos de hamelin, que otro déstino tenían las ratas que sólo comer y destruir?, ya que allí, nada más había, sólo la fría soledad que se intenta satisfacer mediante el estomago, pero nunca se satisface, por es se sigue comiendo hasta alcanzar el extasis deseado que nunca llegará. Entonces un día llego un flautista que les ofrecio una melodía, que por fin las alejaría de esa soledad, y que por ello, fueron capaces de seguirla hasta la muerte, era mejor a ser un muerto en vida. Eso les basto a todas las ratas para tomar la drástica desición de saltar, de perderse. Volver a Hamelin no les serviría de nada, ya que sólo satisfacía sus estomagos mas no su alma. Así fué fácil para el flautista (y las ratas), uno sólo les dió lo que querían para librar a la aldea de ellas, las otras, saltaron al no tener nada más que hacer.

Cuando lo comprendí, mis ojos se llenaron de lágrimas. Entendí a las ratas y entendí que aquella magía en la que tantos años creí era lo que alimentaba mi alama, mas con esto, ahora sólo podría alimentar mi estomago, mi alma prdió su alimento vital, yo era una rata, pasando por este mundo lleno de adultos, frío y oscuro, lleno de adultos que no se dedican más que a llenarse y a buscar placeres mundanos, yo no era uno de ellos, yo era la vil rata sin nada más que una pregunta que ya fué respondida...¿qué qué hice?...lo que hicieron las ratas, apenas volví a mi hogar, sin despedirme de nadie, comence a tocar la flauta y comence a caminar, busque el río más tormentoso en los alrededores de mi ciudad, y todavía tocando la flauta me lancé a sus aguas...cómo una rata...sonriendo...porque ya era libre de nuevo.

lunes, 4 de febrero de 2008

Preterito Imperfecto~ Presente~ Futuro Condicionado

Él la amaba. La forma de su cuerpo lo deslumbro desde la primera vez que la vió paseando en la plaza a la que daba su departamento, cómo la ninfa pérdida de sus sueños. En ese instante él estuvoseguro que había encontrado eso que la vida cotidiana, los estudios y el trabajo no habían podido darle. Casi cómo si fuera un ritual salía a verla al balcón trotando, con sus amigas, sacando a su perro, o en cualquier cosa que ella hiciera, ya que siempre iba a la plaza a la misma hora. Sentía que el nerviosismo le recorría desde la cabeza a la punta de los pies, le temblaban las manos con sólo saber que la hora de verla se acercaba. Así cómo el perro mueve la cola y comienza a agitarse cuando la hora de que llegue su amo se acerca, él sentía contracciones en todo lo que podía llamar cuerpo. A medida que pasaban los días, evolucionaba su acercamiento hacía ella, ya no era el balcón, después de unos días comenzó a bajar las escaleras mientras su corazón se agitaba cada metro que se sentía más cerca de ella, su aroma, su ser, su alma infinita cómo su belleza pronto estarian al alcance de sus ojos. Cuando por fín pudo estar sentado en una banca a la hora soñada, aparecio, con unos pantalones de buzo y una polera sport trotando, ella al verlo sonrio y el le devolvio una sonrisa un tanto terrorifica (cómo suele hacer alguién que no sabe que hacer). Este juego se repitio por unos días hasta que ella le dirigió la palabra, habrán charlado un par de minutos, unas horas, unos días, meses, años, la mismisima eternidad. La conexión fué inmediata. Él sintió que por fín había encontrado a quién por semanas lo tuvo en un estado de delirio continuo. Después de un par de charlas, un par de salidas, un par de helados y chatarra, ella acepto ser su novia.
Él la ama. Cuando dijo que si, el mundo se volvió rosa. Ya el trabajo no era el de antes, siempre existía la posibilidad que ella lo llamara para que se juntaran a charlar, a comer alguna chucheria. Quién dijo que los sueños no se hacían realidad era un pobre y vil frustrado que jamás había encontrado el amor de alguién que no fuese su madre. Así, vivió muchas semanas su relación con la que llamaban "Angelica", supo que tenía 22 años, estudiaba Artes en una universidad de la ciudad, que sus amigos y amigas la llamaban "La Pinturita" y así un montón de datos que estaria de más dar. Ellos solían pasar horas juntos, aunque él tenía la mania de mirarla fijamente en todo su cuerpo unos 15 minutos diario, siin dirigirle más que la vista a cada centimetro de piel cubierto por la ropa que variaba según la ocasión, de formal a ligera. Ella lo dejaba, le decía que eran sus manías. Para él, era una forma de poder grabar en su memoria, todas aquellas partes de lo que él adoraba de ella, sus muslos, sus brazos, sus pechos, en fin, todo el conjunto de piezas que la armaban, ella era su ninfa, él su devoto amante, ellos se encontraron, ya no podía ser mayor la dicha. Así continuaron. Un Martes (continuación del fin y nuevo comienzo de la semana), él le pregunto en una típica conversación de esas tantas que tenían, si ella se quedaría con él para siempre. Ella sonrio cómo siempre lo hacía, y le respondió que "si Dios quería, ella siempre estaria con él". La tranquilidad de su rostro desaparecio para ser reemplazada por una de rabia, ¿Cómo ella dejaba en manos de externos el futuro de su union? ¿Acaso no era ella la que quería estar con él y no un simple Dios que no sirve más que para orarle en misa?. Sus ojos se desorbitaron y ella asustada le dijo que se alejara, esto hirió más su alma, ella no pertenecía a Dios, ella no lo amaba, le gritó traidora y se fué, un corazón roto duele, más cuando es puro.
Él la amara por siempre, por eso volvió a sentarse en el balcón. El amara su cuerpo, por eso cuando ella golpeó la puerta con lagrimas en sus ojos la invito a pasar. El amara su sonrisa por siempre, por eso le dió un sedante y la hizó reir antes de que cayera bajo el somnifero. El amara por siempre, por eso la corto en pedazos, beso cada parte que cortó, las pusó en varios frascos y los metió en el congelador. El amara su ser por siempre, por eso no limpió la sangre, y cuando la policia entro y lo encontro lleno de sangre el no reaccionó. Y cuando el policia llamó y dijo que tenían al psicopata, él le grito casi ofendido y con lágrimas en los ojos "Yo no soy un psicopata, soy un poeta y amante cómo ya no quedan, de esos que pueden amar...para siempre..."

domingo, 3 de febrero de 2008

Almibar

En la tercera casa de la calle vivía Esperanza. Los que viven y vivieron en esa calle siempre la vieron allí, sola. Dicen que el tiempo se detuvo para ella. Dicen que fué reemplazada por su hija que era identica a ella de alguna aventura amorosa pasada. Otros contaban que en realidad era un hada que aburrida de su trabajo, decidió vivir allí y otros simplemente decían que era una bruja que echaba maldiciones a todos. Fuere cual fuere la verdad, ella vivía en la tercera casa de la calle.
Su casa era grande y vieja, pero cuidada de una manera que se conservó durante las decadas y decadas que se le ve allí. Era blanca de techo azul, con dos pisos y un balcón, un jardin decorado con las más maravillosas flores, que todas las estaciones cambiaban sus colores y formas, dandole tonalidades rosaceas en primavera, rojas y naranjas en verano, doradas y amarillas en otoño y blancas en invierno. El portal de su casa era maravillosamente bello, cerrando entre rejas la entrada y un muro con rejas que se unía a este decía que el lugar era privado.
Todas las tardes se veia a la mujer salir a regar sus plantas, en las mañanas compraba y por las noches sus luces no quedaban prendidas hasta muy tarde. Lo más extraño de esta mujer, era que se levantaba con el alba a sentarse en su jardín a mirar el amanecer, pero al momento del atardecer ella estaba ausente y pérdida, ya no estaba en su jardin, ya no regaba, ella desaparecía antes que el sol muriera. Los vecinos sabían que no era un vampiro, ni dudaban de su naturaleza antropomorficamente normal (humana, brujil o hadezca), ni sospechaban nada de su nextraño ritual. Suponian que en su antigua casa, ella no tenía la posibilidad de ver salir el sol, pero si de verlo morir. Tal vez eso la apenaba muy en el fondo de su ser, por eso nisiquiera lo comentaban con ella...y siendo honestos, aparte de sus compras...ella no hablaba mucho con quienes la rodeaban, una sonrisa era su mayor respuesta y pues claro, cuando llegaba algún vecino nuevo ella recitaba, casi de memoria, lo que alguna vez dijo a todos ellos la primera vez que la vieron -"Mi nombre es Esperanza, disfrute de su estancia en el barrio"-, y luego una sonrisa que era un preludio de una relación silenciosa hasta el fin de sus días en la calle. Los niños solían decir que ella olía a almibar, pero los padres se disculpaban cuando un niño lo decía en voz alta, pero ella sólo sonreia y seguía su camino a su casa, que en verdad, si olía a almibar, sería acaso la dulzura de aquella mujer infinita que daba dulces a los niños con una sonrisa sin esperar más que el "gracias" de ellos.
Y así fué por años, hasta que un día sucedio...quizas fué porque ella no salió a ver el amanecer, o porque un extraño vestido de negro entró a su casa con un maletín. Tal vez fué cuando la puerta de la casa quedo entreabierta cuando el hombre no salió, o el niño que vió de espaldas a la abuela y cómo nadie nunca hizo la toco. Pero en lo que todos concuerdan es que al hacerlo, ella comenzo a convertirse en polvo blanco mientras la casa perdía su color y juventud, volviendose vieja y roñosa, los jardines se deshacían hasta el punto de ser sólo maleza, o el portal se oxidaba y derrumbaba frente a sus ojos. Cuando entraron a la vieja casa, notaron que dentro de todos los muebles corroidos, había un viejo ajedrez, el cual marcaba el jaque mate de las piezas blancas, un rastro de polvo blanco, unos antiguos libros de fotos y frutas en almibar. El polvo en el que se convirtió era azúcar. Pero ellos supusieron que la soledad la mató...aunque aún hay dudas de eso...
Ella se convirtio en una mujer pérdida en rumores y recuerdos inexistentes, ya que ella quizas no era real, y vivió en la memoria colectiva, quizas fué sólo una historia contada para asustar niños, ¿quién sabe?. Lo que si se sabe es que la casa se derrumbo, ahora es un grandioso centro comercial, donde el olor a almibar es cosa del pasado, ahora huele a fritura y ropa nueva.

sábado, 2 de febrero de 2008

El fin (¿o final?) último

Se levanto cómo cada mañana, despertó a su esposa e hijos cómo todos los días, se ducho, vistió y desayunó, subió a sus hijos al auto, despidio a su mujer, encendió el auto, condujo hasta el colegio de los niños, los dejó y despidió, fué a su trabajo, revisó papeles, cuentas y demases, trabajó en la computadora, bebió unos cafés y salió a almorzar.
Fué a sentarse a una plaza cómo lo hacía a diario a comer el mismo almuerzo que compraba en la tienda de enfrente. Hacía 9 años que el trabajo no lo dejaba tener largas pláticas con su esposa e hijos, pero él tenía las cosas claras: su esposa la engañaba con el mejor amigo de ella los lunes, miercoles y jueves y con su mejor amiga los martes, viernes y sabado; su hija estaba poco a poco integrandose más a esa moda adolescente, lo que implicaba que seguramente a sus 15 años ya estaría teniendo relaciones sexuales, Dios quiera que con protección; su hijo era abusado por sus compañeros, ya 3 veces lo había visto bastante moreteado en aquel mes, pero seguramente él no deseaba comunicarselos, eso ni el dinero que desaparecia a diario de su cajón.
Todo eso lo sabía, pero también que todo lo que él hacía era por su bien, una buena casa, dos autos, internet y televisión por cable, computadores, radios, televisores, la ropa de moda, música, peliculas, programas, un buen colegio particular para los niños, la nana, la pedicura, centros de belleza, lociones, cremas y una gama de cosas que él no había podido tener que ellos podían disfrutar, gracias a que él trabajaba hasta tarde de Lunes a Sabado y dormía los domingos.
Después de meditar mucho, llego a la conclusión, cómo cada día, que el era el mejor padre y esposo del mundo.