martes, 11 de marzo de 2008

La Torre de los Pecadores~Departamento 108 - María

Cerca de la antigua iglesia en el sector sur de la avenida principal de la ciudad, junto a una plazoleta descuidada, se encontraba uno de tantos edificios de apartamentos que abundaban el sector. Cada uno había sido bautizado por la empresa constructora para darle un poco más de vitalidad a los grises gigantes que se erigían sobre la ciudad con sus económicos (decir baratos podría sonar hasta hiriente en cierto sentido) departamentos de dos habitaciones, una cocina, baño y recibidor, bastante pequeños todos por demás y así fuese menos cargo de conciencia tanto para quienes construyeron como para quienes ganaron su buen billete con eso.
En el edificio de código CFX-016, más conocido como "Gustavo", quién fué uno de los últimos en ser construido y bautizado es donde fijaremos nuestra atención, porque "Gustavo" tiene historias que contarnos y sería desconsiderado no escucharlo. Pero había olvidado mencionar la disposición de departamentos dentro de la familia de edificios viejos y grisaceos. Cada piso contaba con aproximadamente 10 puertas enumeradas del 01 al 09 antepuestas por el número de piso (muy original y común lo se). El número de pisos era variable, el mayor era "Andrés" con ocho pisos que como se veia, por su edad, pronto tendría seis o siete pisos solamente, porque el último piso, ya abandonado, pronto se caeria a pedazos. Luego muchos edificios de siete que bajaban en número de pisos mientras se construian (directamente proporcional a la baja de materiales y a la "necesidad" de construir más edificios) "Martín", que fué el último en ser construido y solo tenía dos pisos. "Gustavo", tenía cuatro, lo que haría un total de cuarenta apartamentos (las matemáticas a veces son útiles en estos casos), pero sólo 8 de sus puertas solían ser abiertas (las demás cerradas hasta nuevo aviso) donde sus moradores, tan humanos como tú y yo, solían vivir en un ambiente enrarecido y con olor a orina de gato, polvo de cemento y maderas pudriendose.
En el 108 habitaba María con sus dos hijos, Jesus y Magdalena. María por lo que podía apreciarse era una mujer sola que trabajaba de sol a sol para mantener a su prole, solía ser vista en el día desde restoranes, hasta en obras de construcción según fuese la fecha. María era una mujer de mediana edad, que si bien era joven, el cansancio y las pocas horas de sueño habían dejado en ella la estela de una edad no vivida aún. Con una fé intachable en Dios, no era raro verla en misa, orando con un crucifijo en las manos con los ojos cerrados y una devoción digna de una beata. Jamás estaba ausente de la vieja iglesía los días domingo, en los cuales ella con sus dos hijos partía muy temprano a sentarse a la puerta de la iglesia y oraban hasta que el padre abria para así, seguir con su rito adentro hasta el comienzo de la misa de Domingo. Como toda madre abnegada, intentaba todas las noches darse el tiempo de hablar con sus hijos e irlos a dejar a la escuela, dejar cocinado para que ellos solo calentasen su comida y obviamente ayudarlos a rezar todas las noches para que todo estuviera bien.
Una mujer muy digna de imitar para las personas que asistian a la iglesia, quienes ya pensaban hablar con el padre Rodolfo paara pedirle que enviaran una carta a alguna entidad eclesiastica, de forma que la mujer fuese beatificada, "porque mujeres como ellas hay pocas" solían aducir viejas mujeres con abrigos viejos y roñosos como ellas.
Pero volvamos al 108, donde María estaba cocinando luego de acostar a sus hijos. Como cada noche va a asegurarse que ambos esten dormidos, lo hace con ternura, como la mayoría de las madres se asegura de observar como carne que ha salido de su vientre sueña. Vienen recuerdos a su mente y se pregunta si su madre habra hecho eso alguna vez. Y es que María suele preguntarse eso cada noche, si es que su madre alguna vez la amó, y si fué así, por qué huyo con aquel hombre dejandola sola y a merced de su padre, un alcoholico que lo único que hizo luego de que ella abandonase el hogar, fué beber más y más hasta que su hígado no pudo resistir más, el cual terminó literalmente, reventandose. De allí María, a la edad de 13 años se quedó sola en este mundo, y como pasa en algunos cuentos, una tía vino y se la llevo para hacerse cargo de ella. María no puede decir que su vida con su tía fue mala, ella, una buena mujer, la trató como una más de sus hijas hasta el día de su muerte hace 3 meses ("Dios tenga en gloría su alma" solía decir cada vez que venía a su recuerdo), estuvo carente de madre y padre reales, solo una madre ficticia que no llenaba el vacío que habían dejado una egoista y un bebedor (según sus propías palabras).
Cuando llegó a la edad de 16 años, conoció a Alfonso, un chico que se convirtió en su primera pareja y que junto con él paso cinco años que lograron llenar en algo aquel agujero de su alma. -Pero nada es eterno, no?-piensa dandose cuenta que es tarde y que la comida ya esta lista, ahora debe asegurarse del bien de sus hijos y no pierde tiempo en cambiarse ropa. Un vestido corto y muy revelador, junto con maquillaje la traen de vuelta a la edad que en verdad tiene, se dirige a la puerta, no sin antes volver a ver el sueño de sus dos corazones (como ela los llamaba afectuosamente).
Se aseguro de salir sin ser vista y se dirigió a la avenida a paso veloz, podía ser tarde ya y la gente no suele ser paciente cuando se trata de tanta oferta y poca demanda (la economía también sirve en estos casos). María llega al sitio de siempre donde a los pocos minutos un automovil se detiene, le pregunta si nesta libre, a lo que ella responde que si. En estos días no es dificil encontrar a alguien, ni menos en un día como este. El hombre le habla de números y dinero, de gatos y perros, mientras conduce hacía una dirección desconocida, pero que para María es bastante familiar.
El motel "Mediodía" se hallaba a unos cuantos minutos en auto del lugar donde María esperaba a sus clientes, así que aunque para ese jovén ese lugar fuese un lugar nuevo, María lo conocia lo suficientemente bien. El dueño, que también atendia, vió por primera a María vez hace aproximadamente nueve años, era la típica pareja que va a un motel a tener relaciones sexuales, lo que no es ni era raro hace nueve años. Ese día María estaba nerviosa, pero Alfonso le dijo que no le dolería y que sería placentero para ambos y así lo fué. Pero las cosas no resultan siempre como se las quiere y esta fué el caso. María quedó embarazada al mismo tiempo que Alfonso desaparecio, quedandose con dos criaturas en su vientre.
Mientras el hombre disfrutaba de su carne, ella rememoraba, como cada vez que acudia a ese motel, a Alfonso, quién le dió todo lo que poseia, sus hijos. Al terminar el hombre le pregunto si estaba allí a menudo, a lo que ella contesto que si, le pregunto la hora y él le dijo que pronto amaneceria. María palidecio y le pidio que por faor la llevara a su casa, no le dijo porque, pero ella si. Ya era domingo y era hora de ir a la iglesia a orar por el bien de los niños.

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